jueves, 7 de agosto de 2014

Sigamos a los policías a sus casas.


INTERIOR/NOCHE

Entre la nebulosa vista de la memoria y cabello reseco, delgado, débil y rancio creyó estar satisfecho. La solución no es obvia aunque pensó; siempre pensó que si, o al menos intento creer que lo era. La sequía lo asesinaba y piel muerta cubría sus párpados y partes de su rostro. Una maldita gravedad siempre llega a tocar tu ventana para que mires como los demás vuelan. K.
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